Blackland, ilusión? infantil? oscuridad? no lo sé, solo sé que es Blackland, aquel Edén que solo existe en mis recónditos pensamientos.

martes, 13 de julio de 2010

En el funeral de mis lúgubres pensamientos... Cordialmente invitados al entierro... †


Ahora en el campo abierto

siendo un día más de invierno gris pero, realmente, no tan gris, pues salió el sol,

aunque, este (felizmente) no es tan cegante ni hostigante,

es aquí donde las paredes no son tan visibles y las personas tampoco, es donde la imaginación se apodera de mi, gracias musa, se que aun sigues ahí, en uno de los rincones de mi grisácea mente.


Observo las hojas secas del otoño que vuelan con el viento que acaricia mi fruncido rostro,

el cielo que eceguece con sus espesas y casi palpables nubes,

el lapicero en mis frías manos como si tuviese vida propia;

recogiéndome el alborotado cabello

y respirando el agradable aroma de la tarde... Oh musa, como te paseas en mi cabeza, el Eterno siempre testigo de aquello, profundizan la vida y, a la vez, la vuelve cada vez más infinita.


Con el recuerdo de aquellos días atrás, los cuales la luna no estuvo para consolarme y llorar conmigo, cómo me hacía falta aquella Luna! mi Luna! (nuestra Luna).

Los ojos ahogados en el mar de penurias,
el corazón destilando coágulos de sangre muerta que atravesaban por las calcinantes llagas.


Aquellos días en los que mis trajes blancos se tiñeron con sangre, sangre viva, sangre mía; y el alma padecía gritando por un silencio, un refugio, un: basta!


Pero aquel momento nunca se dio, el refugio de mis comprimidos pensamientos había cerrado sus puertas y mi sombrío corazón iba mutando convirtiéndose en solo un trozo de carne exánime, cuyo latir se iba apagando con la ayuda del odio que siempre andaba con su fiel compañera, la tristeza.


Cada acción, disparo, espada, lanza, granada, dardo, y versos venenosos, que contaminaban mis oídos transportándose inmediatamente hacia mi subconsciente, hacían que cada movimiento mio sea el más lento, el más débil, hasta que, el cumulo de impotencia y amargura, yacían en mí, sumergiéndose sutilmente con suaves y ardientes gotas de hiel; impulsaron, en todo mi ser, una inesperada (aun para mi) reacción, la que demostraba que dispuesta a todo me encontraba.


... ... ... ... ... ... ... ... ...


Silencio, mucho silencio, ya pasó, ya terminó.

Sintiendo que sobre mi descendía una tenue luz con ciertas e invisibles partículas de paz y mansedumbre, como si me rosacen las tersas y delicadas plumas se las aves, sintiendo la encantadora fragancia de las flores atravesar mi cavidad nasal.


Era Aquel que, por gracia, ponía eso en mi, cogiendo de sus manos la profundidad del alma y el dañado corazón con tiernas caricias suyas.


Es así como el Eterno actúa, trayendo la paz en plena tormenta, tormenta de sangre, y que me demuestra, cada día, su inmensurable amor. Gracias...



Ya es tarde, el día continúa sin saber que es lo que traerá consigo, solo espero que otra vez no tenga que disgustarme...

1 comentario:

  1. HEY NO TENIA INTERNET, NO LLEGAR A LA RUTINA DE MIS NOCHES DE LEER EL ACOSTUMBRADO BLOG QUE ALIMENTA MI IMAGINACION, PERO BUENO AQUI ESTOY NUEVAMENTE A MI RUTINA DE ESCRIBIR Y LEER, SIN LUGAR A DUDAS NO DEJAS DE SORPRENDERME ME ENCANTA TU IMAGINACION... ACTRIZ.... AVER CUANDO ESCENIFICAMOS...SIGUE ASI EXITOS =7

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